miércoles, 2 de febrero de 2011

La Rosa de Jericó

      Tras un largo periodo de falta de agua la Sellaginella lepidophylla, originaria del desierto de Chihuahua (centroamérica), es capaz de regenerar su desecada fisiología si se rehidrata convenientemente, y continuar con su ciclo vital. Esta “mágica” capacidad de adaptación al clima desértico le otorga, desde tiempos inmemorables, ciertos poderes místicos y es utilizada ampliamente como amuleto o talismán para atraer la buena suerte y el dinero.


      La explicación científica se la dá la sintetización en la planta de unos azúcares (trehalosa) y otros elementos que protegen sus células del exceso de salinidad provocado por la fuerte deshidratación a la que se puede ver sometida (hasta el 95 % de su agua sin sufrir daños), y que, al volver  a disponer de agua, se disuelven y el metabolismo de la planta se reactiva, volviendo a la “vida”.

      Esta planta físicamente no se parece en absoluto a la llamada “Rosa de Jericó” (Anastatica hierochuntica) de origen africano y quizá la referida en los distintos escritos bíblicos, pero si en la capacidad de secarse y revivir múltiples veces, por lo que también se la conoce con el nombre de Rosa de Jericó, Planta de la Resurrección, Flor de Piedra...

     No tiene flores, ya que se reproduce por esporas o por hijuelos que salen en los laterales. Si se va a cultivar en suelo, necesita muy buen drenaje y poco riego. Su exposición solar será máxima y la altura que alcanza no suele superar los 5 cm, es más bien de crecimiento horizontal que vertical.
     
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