Este fantástico arbusto originario de China, Japón y Corea es ampliamente usado en jardinería y por los amantes de los bonsais por su maravillosa y abundante floración de pequeño tamaño y de color rojizo que comienza a principios de la primavera. Su fruto no madura hasta el otoño, es de color verde amarillento, muy aromático y semejante a un membrillo, aunque no lo és (pertenece a la misma familia), y destaca sobre las hojas que se han tornado rojizas por su pronta caida. Este contraste de colores a lo largo de las estaciones (flor-roja, hoja-verde en primavera y fruto-amarillo, hoja-roja en otoño) lo hace muy apreciado por los aficionados de todo el mundo.
El Chaenomeles lagenaria prefiere los lugares soleados (favorece la floración), un suelo que drene bien y no le gusta ni el agua ni la tierra caliza, por lo que habrá que tener cuidado para evitar las típicas clorosis. En verano riego abundante y en invierno más distanciado. Al ser de hoja caduca soporta bien las bajas temperaturas, pero hay que tener cuidado con las fuertes heladas. En verano protegerlo un poco del sol abrasador de mediodía, y otra cosa con la que hay que tener precaución es con las espinas que te puedes encontrar en sus tallos y ramas, aunque son más bien escasas.
Bonitas terrinas adornadas con motivos asiáticos |
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