Tenemos a vuestra disposición la conocida Tillandsia usneoides, más conocida como 'heno español' (o 'musgo' o 'barbas') en su lugar de origen. Es una bromeliácea de carácter epifito que se puede encontrar, colgando hasta de los postes telefónicos, desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina, siempre en zonas más o menos templadas y húmedas.
Precisa de un lugar muy luminoso, incluso algo de sol suave y mucha humedad, debiendo incluso sumergir la "mata" en agua (mejor sin cal) en periodos muy calurosos. Resiste bien el frío, soportando alguna helada puntual.
Entre las leyendas (hay varias) que hablan sobre un origen mágico de la planta, os voy a contar dos, la de la hermosa chica española, y la del malvado (y barbudo) español, ambas ambientadas en Carolina del Sur. Que cada cuál elija la suya:
1.- Cuentan que en las proximidades de Charleston, en Carolina del Sur, a principios del siglo XVIII, una pareja de novios quería establecerse por la zona. Ella era española y destacaba la hermosura y belleza de su rizada cabellera. Un día, los enamorados salieron a pasear por el bosque en busca de un lugar adecuado para establecerse, con tal mala suerte, que fueron atacados por unos indios que protegían ferozmente su territorio y acabaron con sus vidas. En muestra de su poder y en plena "locura", los "salvajes" cortaron la cabellera de la dama y la colgaron de un árbol como advertencia a futuros usurpadores. En los siguientes días, la mata de pelo se torno grisácea y se multiplicó por todo el árbol, y creció y creció, e invadió otros árboles y siguió creciendo... y los indios abandonaron el lugar atemorizados. Dicen que si permaneces quieto y en silencio cerca de un árbol con este "musgo", oirás los murmullos de esta bella dama española de hermoso pelo rizado...
2.- Cuentan que un bandido de origen español, llamado Gorez Goz, rudo, tosco y con una gran barba se había encaprichado de una doncella india de larga trenza. No dudó en comprarla (por una pastilla de jabón) para intentar satisfacer sus deseos más ocultos, mas la joven doncella, atemorizada por el bruto español, consiguió escapar. Gorez la persiguió rápidamente a través de colinas, campos y claros, pero la pequeña doncella, ágil y habilidosa, se subió finalmente a un árbol del que se lanzó a un arroyo de aguas frías consiguiendo escapar. Por fortuna para ella, Gorez, en su ansia, también se encaramó al árbol, pero debido a sus torpes movimientos y a su larga barba, se vió atrapado, ya que se le engancharon sus pelos en las ramas, y allí mismo murió. Desde entonces, se pueden ver sus barbas, ya grises, en todos los árboles de la costa de Carolina del Sur...
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