No es que nos hayamos cambiado al negocio de la hostelería ni mucho menos, os ofrecemos la posibilidad de llevaros a casa (o donde queráis), las exóticas y bonitas plantas con las que se produce estas excitantes bebidas (infusiones) y que han supuesto (y suponen), una importante fuente de riqueza de muchos países.
La Camellia sinensis, más conocida como 'La planta del Té' es una camelia codiciada y venerada no por sus flores, simples y pequeñas, sino por el contenido de sus hojas. Originaria del este del continente asiático, fue profusamente, no sin problemas, llevada y cultivada por todo el mundo.
Sus cuidados básicos son semejantes al de cualquier camelia de flor, por lo que llevaremos cuidado con el agua de riego (mantener húmeda la tierra, no encharcada), evitando las aguas duras o muy calcáreas, y el sustrato utilizado deberá tener carácter ácido (tierra de brezo, de castaño o similar). También le gusta la humedad ambiental, por lo que intentaremos mantenerla, sobretodo con altas temperaturas, pulverizando las hojas (agua sin cal) y la situaremos en un lugar algo soleado, pero protegida del sol abrasivo de las horas punta. Soporta algo el frío pero no las heladas fuertes.
La Coffea arabica es una planta originaría de Etiopía y de las más utilizadas desde la antigüedad para la obtención de su fruto, el café. La hermosura de sus hojas la hace una buena candidata para embellecer nuestro pequeño rincón algo soleado.
A 'La planta del Café' le ocurre como a 'La planta del Té', precisa de un suelo con carácter ácido y agua de riego sin cal. El suelo deberá tener muy buen drenaje (sus raíces necesitan mucha oxigenación) y regaremos generosamente manteniendo el suelo húmedo y pulverizando las hojas (para mantener esa humedad ambiental) cuando tengamos altas temperaturas. Su ubicación será en un lugar muy luminoso, incluso con sol, pero protegiendo a la planta en los momentos que "cae" con más fuerza. El frío no le va.
El Té lo "servimos" en una M-7 envuelta en cerámica y el Café en una M-12 simple pero efectiva.